¿Cómo llega a crearse un espectáculo de danza? ¿De dónde nace la coreografía? ¿Cuánto tiempo tarda en gestarse y cómo es el proceso de ensayos? En los próximos meses vamos a poder disfrutar de las piezas del Ballet Béjart-Lausanne, Blanca Li o el breakdance de Kingwings Crew. Para que todas estas dudas no nos asalten durante la representación, hemos hablado con algunas de las compañías seleccionadas como residentes temporales del Centro Danza Canal (CDC).
Queremos que nos expliquen cómo se pone en pie un proyecto coreográfico en cuatro pasos.
1. La inspiración
‘Que la inspiración te pille trabajando’, decía Picasso. Esta máxima también puede aplicarse a la danza. Como explica Chevi Muraday, Premio Nacional de Danza en 2006, y director de Losdedae: “La inspiración viene siempre de la escucha. Cualquier cosa a mi alrededor, por insignificante que sea, puede ser el detonante para que un aluvión de ideas comiencen a gestarse en mi cabeza”.
Para simplificarlo un poco, podríamos decir que la inspiración para una coreografía suele nacer, bien de una obra ya existente (sea la historia real o ficticia), o sencillamente, de las ganas de bailar.
El primer caso sería el de Marlene García. Su pieza Atisbos se basa en obras de artistas como André Breton, Luis Buñuel, Paul Éluard o Jean Cocteau. Para la coreógrafa mexicana, el trabajo comenzó de una forma teórica: analizando qué era lo que quería contar, cuál era el esquema básico de la historia y cuáles las motivaciones de los personajes. «De estas últimas nace la partitura de movimiento», cuenta también Muraday, cuyo proyecto se basa en las vidas de Santa Teresa de Jesús y del Hidalgo Don Quijote.
Por otro lado, Alejandro Molinero, el director de 5lorantes, reivindica ‘el baile por el baile’: “No busco una historia, sino la calidad artística que puedo ofrecer ahora, con la frescura de la juventud. La belleza del baile por sí mismo”. Esto no quiere decir, sin embargo, que sus pasos vengan ‘de la nada’: “Para cada pieza tengo un leitmotiv de donde parten los movimientos; por ejemplo, para montar la coreografía de unas panaderas, yo pensaba en una niña quitándose la harina”.
2. El proceso de investigación
Este es posiblemente el paso más importante a la hora de montar una coreografía, y también el que los creadores disfrutan más. “Mi objetivo es exponerme en un lenguaje físico diferente, partiendo de la emoción más que de la razón”, explicaba Marlene cuando solicitó la residencia artística. Tener a su disposición unas instalaciones como las del Centro Danza Canal da la oportunidad a los coreógrafos de probar diferentes formas de movimiento, sin limitaciones de espacio o tiempo. “Hubiese sido fácil crear 5lorantes poniendo juntas todas las piezas que había coreografiado anteriormente. Pero ya que iba a tener un lugar para experimentar, quería crear cosas nuevas”; nos cuenta Alejandro.
De las improvisaciones se van fijando cierto pasos, aquellos que han conseguido transmitir lo que el creador busca. Y poco a poco se llega a una estructura básica de movimiento: es la hora de pasar al siguiente nivel.
3. Los ensayos de la coreografía
A partir de ahí, como dice Marlene, “la obra se va creando sola”. Una vez se tiene una estructura, se trabaja sobre ella, limpiando lo que no funciona o lo que no está justificado artísticamente. El proceso, sin embargo, no es fácil: “Hay un enfrentamiento fuerte entre lo que quiero mostrar y lo que se ve, lo que quiero contar con mi movimiento y lo que este transmite”.
La rutina de trabajo es relativa al carácter de cada creador. Hay quien llega al estudio y decide entonces qué quiere revisar ese día. Hay quien lo lleva pensado de casa. Alejandro Molinero planea sus ensayos de una forma casi militar: “Solemos grabarlo todo, así que por la tarde identifico los problemas que ha habido esa mañana, y los solucionamos al día siguiente”.
4. El estreno
Y por fin llega el día. A pesar de los nervios propios de la ocasión, el momento en que una coreografía se muestra al mundo es muy especial para su creador. “Me motiva mucho compartir mi lenguaje con la gente, atreverme a verme como ser humano en la escena, más que como bailarina”, confiesa Marlene García.
Pero el trabajo no termina ahí. Después del estreno vienen las giras nacionales, o con más suerte internacionales, los certámenes, los premios y las satisfacciones. Muraday hace hincapié en que “el estreno de una obra no significa que esté terminada; la coreografía es algo vivo, que evoluciona con el tiempo. Pienso en un largo recorrido de crecimiento de la obra después de su estreno”.
Blanca Li o Maurice Béjart también comenzaron con un pequeño paso antes de convertirse en referentes de la Danza Contemporánea. Y tú, ¿tienes un proyecto coreográfico?