Era el maestro del relato corto, pero además, el teatro de Chéjov se estudia en todas las escuelas de Arte Dramático como ejemplo de una interpretación contenida y quintaesencia del “subtexto”. Siglos después de su muerte, sus obras se siguen representando y venerando como pilares del teatro. ¿Todo esto te suena a ruso? No dejes de leer, te explicamos por qué (San) Anton Chéjov es una celebridad.
¿Qué pasa en el teatro de Chéjov?
Aunque ahora nos cueste creerlo, el teatro de Chéjov fue muy criticado en su época. Sus dramas proponían formas dramáticas a las que ni el público ni los dramaturgos contemporáneos estaban acostumbrados. Entre estas características, destaca la poca acción dramática directa, a favor del mundo interior de sus personajes. Sus estados de ánimo y sus pequeños dramas internos son más relevantes que el argumento o la acción directa. Por eso, los acontecimientos dramáticos no ocurren en escena, sino que son narrados por otros personajes a posteriori.
Así, mientras que el público de principios del siglo XX criticaba que en el teatro de Chéjov “no pasaba nada”, el dramaturgo se defendía: “Todo el sentido y todo el drama del hombre se encuentra en su interior y no en sus manifestaciones exteriores”.
Esta idiosincrasia va indiscutiblemente ligada al nombre de Constantin Stanislavski, el creador del famoso “Método” de interpretación, que seguían a pies juntillas Marlon Brando o James Dean. Junto con Vladimir N. Dánchenko, Stanislavski fundó el Teatro del Arte de Moscú, y dirigió con gran éxito varias de las obras de teatro de Chéjov (incluida La Gaviota, que había sido un fulminante fracaso unos años antes). Fue Stanislavski quien propuso el concepto del subtexto, como un instrumento psicológico que informa al espectador sobre el estado interior del personaje. El subtexto es todo lo que no se dice, pero que aparece en la interpretación del actor. Para entendernos, es la diferencia en la forma de decir “perdona, cariño” que hace que te sientas halagado o insultado.
Teatro de Chéjov 2.0
Este rasgo del teatro de Chéjov por el que lo que no se dice es más importante que lo que sí, ha convertido al dramaturgo en el padre del naturalismo moderno en el teatro. Mediante escenas de la vida cotidiana, Chéjov conseguía retratar la verdad de una sociedad que estaba en decadencia: “Los hombres comen, duermen, fuman y dicen banalidades, y sin embargo, se destruyen”, decía el autor.
Y si bien la aristocracia que presenta el autor en sus obras está anclada en un momento y lugar concretos de la historia, los argumentos de sus obras, como los de todos los clásicos del teatro, se repiten en los tiempos modernos. Quizás por este motivo compañías internacionales no dejan de hacer adaptaciones de sus textos; Las tres hermanas aparece como búsqueda automática en Google, o las entradas de obras de Chéjov se agotan en tiempos de multiprogramación teatral y crisis cultural.
Será que no hemos cambiado tanto desde la muerte del autor en 1904. Y también que algo tendrá el teatro de Chéjov cuando lo bendicen.