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¿Cómo se monta un musical? ¿Qué ocurre antes de que se enciendan los focos? ¿Cómo consiguen cambiarse tantas veces ese complicadísimo vestuario en tan poco tiempo? Nos colamos detrás del escenario de La viuda alegre guiados por Guido Balzaretti y Silvia Luchetti, quienes acompañan a Natalia Millán sobre el escenario, interpretando a Camille y Valencienne.
Camerinos y cambios rápidos de vestuario
En un musical como La viuda alegre, ambientado en la época de entreguerras, el vestuario juega un papel fundamental para trasladarnos al glamour propio de los locos años ’20. Pelucas con ondas al agua y colores brillantes, lentejuelas, pieles (sintéticas) y sombreros de plumas proliferan escena tras escena. Una tarea que no es nada fácil cuando se trata de un elenco de más de 20 personas… Para hacer posible la magia, en el propio escenario de un musical se esconden los vestuarios rápidos. En la parte oculta al público, tras unas cortinas y con un pequeño espejo, los actores pueden cambiarse de vestuario sin perder un segundo. El equipo de sastrería y peluquería se encuentra también entre cajas, listos para dar los últimos retoques… ¡y a escena!
Un poco más lejos se encuentran los camerinos propiamente dichos. Son el lugar donde los actores se transforman en sus personajes, y en muchas ocasiones se convierten en auténticos santuarios. Para entender cómo se monta un musical hay que tener en cuenta que se necesitan muchas horas de ensayos y los intérpretes conviven estrechamente durante el tiempo que dura el montaje. Una relación que se vuelve aún más cercana cuando llega la gira. A Balzaretti y Luchetti, por ejemplo, los musicales les han unido como pareja sobre el escenario, a la vez que han forjado una bonita amistad entre ellos. Sobre la vida de camerinos y su relación escénica nos hablan en este vídeo.
¿Cómo se monta un musical partiendo de otra obra?
La viuda alegre, considerada una opereta, tiene música de Franz Léhar y libreto de Victor Leon y Leo Stein. Entonces, ¿cómo se monta un musical a partir de esa obra? La propuesta del director Emilio Sagi ha consistido precisamente en adaptar el montaje sin tocar la música, que dirige Jordi López. Cantantes líricos como el barítono Antonio Torres coprotagonizan esta historia con Natalia Millán, una actriz habitual de nuestras pantallas y de los escenarios. La síntesis entre cantantes clásicos, bailarines y actores ha sido clave para mantener la esencia de la historia con otro formato.
Natalia Millán y Antonio Torres son Hanna Glawari y el Conde Danilo en ‘La viuda alegre’.
Sagi no ha sido el primero en aventurarse a ello. Baz Lurhman, el director de Moulin Rouge, estuvo al frente de la adaptación de La Bohème de Puccini, en Broadway, sin tocar su partitura, y muchos de los musicales clásicos, como West Side Story o Los Miserables, son en realidad adaptaciones de obras de los grandes maestros de la literatura como Shakespeare o Víctor Hugo.
Nadie dijo que fuera fácil, pero a menudo la música se convierte en la mejor recompensa.
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