Hace unos meses, Carmelo Gómez, uno de los actores españoles habituales de nuestras pantallas, anunciaba su decisión de retirarse de la interpretación cinematográfica para dedicarse por completo al teatro. De igual modo, Natalia Millán, a la que con frecuencia vemos en series de televisión, o Ariadna Gil, quien ha crecido junto a nosotros en las pantallas de cine desde la adolescente que interpretaba en Belle Époque, vuelven a enfrentarse al público en directo, con La viuda alegre y La reina de la belleza de Leenane, respectivamente. ¿Qué tendrá el escenario que algunos actores españoles lo prefieren al cine y la televisión?
Pantalla frente a escenario
No debería ser una dicotomía, pero durante mucho tiempo los actores españoles han tenido que diversificar su carrera bien en teatro, bien frente a la cámara, debido a la falsa creencia de que un actor de teatro ‘no servía’ para hacer cine, donde se busca una interpretación más comedida, y viceversa.
Poco a poco, esta división ha ido desapareciendo en el sector teatral español, influenciada en parte por la cartelera teatral del West End y Broadway, donde a menudo se puede ver en directo a las grandes estrellas de Hollywood. Y puestos a elegir, los actores españoles prefieren el teatro (concretamente, un 65% de ellos, como constataba en 2003 una encuesta del Instituto de Opinión Pública, ahora el CIS).
Es difícil concretar el porqué, pero podemos aventurar que tiene que ver con la inyección de adrenalina que supone el contacto con el público, aquello que Fernando Fernán-Gómez describía como “enfrentarse al monstruo de los 1.000 ojos”. Muchos actores hablan también del teatro como una experiencia terapéutica, capaz de trasladarte lejos de tus problemas. Roberto Álamo, otro de los actores españoles que combina su trabajo sobre las tablas con series y películas, lo explicaba así: “Puedo hacer y he hecho una muy mala serie de televisión, pero no sabría hacer una mala obra de teatro. Me volvería loco. Me pondría malo, me deprimiría. El teatro es otra cosa, es un año de presencia, de cuerpo, voz, emoción, más allá de cómo estés, tienes que estar ahí”.
Pero no todo son puntos a favor del escenario. Asumiendo la precariedad e inestabilidad del trabajo actoral, la televisión puede suponer un alivio económico, con un papel en una serie, o en un anuncio, como puede ser el caso de Alfonso Delgado, protagonista de Papá Noel es una mierda, y de una historia que dio mucho que hablar las pasadas navidades…
Por su parte, el cine tiene la ventaja de poder incluir efectos especiales y un mayor dinamismo, especialmente ahora que el 3D y las grabaciones digitales forman parte del día a día de las carteleras cinematográficas; sin olvidar que un papel en un película es en ocasiones la mejor carta de presentación para muchos actores españoles.
Otros actores españoles ‘pluriempleados’
La lista de actores españoles que hoy en día combinan escenarios y pantallas es larga, y podemos encontrar en ella también a Raúl Fernández, Aitana Sánchez-Gijón o Luis Merlo. Pero este fenómeno no se reduce sólo a los dramas: Mariano Peña, el famoso camarero de Aída, es el protagonista del musical Priscilla, mientras que Toni Cantó ha compaginado su carrera con la interpretación con la política.
Y vosotros como espectadores, ¿preferís ver a vuestros actores favoritos en el teatro, el cine o en televisión?