El día del estreno de Mediterráneo, Miguel Ángel Berna arrancó del público diez minutos de ovaciones. El espectáculo, que integra danza y música en directo, pretende huir de los tópicos y los prejuicios en torno al mundo de la jota. Una tradición que, según Berna, se había convertido en folclore, y de ahí en folclorismo.
Para ello, el bailarín ha hecho un viaje en busca de los orígenes de su danza, y por tanto, en busca de sí mismo. Algo que también vienen haciendo artistas, como Israel Galván, en la rama flamenca: volver al principio del camino, para poder dar un paso más allá. Echar la vista al pasado teniendo en mente el horizonte futuro.
El por qué de la jota
“Hay que conocer nuestra genética para entender de dónde venimos”, nos cuenta Miguel Ángel Berna cuando le preguntamos acerca de esta tendencia de volver a los orígenes. “Después de muchos años bailando jota, yo necesitaba respuesta a una pregunta: ¿por qué?”. Hacerse preguntas, dice Berna, nos libera de unos prejuicios que no son únicos del mundo de la danza. Nos pasa a nivel personal, y también como sociedad. “Buscamos hacer cuantas más cosas mejor, y nos perdemos ahí, más aún con el móvil, con los mensajes…, no escuchamos el silencio o el latido de nuestro corazón. Pero el problema de los prejuicios es que no nos dejan avanzar».
Llegar a la mayor complicación a través de lo más sencillo. Esa parece ser la máxima que se aplican los coreógrafos en busca de un baile evolucionado. “La lucha es que la gente vea el esfuerzo que hay tras ello”, explica Berna, que lamenta las críticas injustificadas, y que no se haya hecho una transición desde la jota tradicional (“academizada y estereotipada”, según el bailarín) a la jota del siglo XXI. “Debemos seguir evolucionando”, dictamina.
No se pueden mezclar el agua y el aceite
Miguel Ángel Berna trata también de ser coherente con su espectáculo. Los pasos típicos de la jota se dan en muchos otros bailes regionales, y viceversa, pero el coreógrafo prefiere tomar esto como un origen común, y no como un fenómeno de fusión de estilos: “Todos en España somos ‘fusión’. Hemos sido árabes, romanos, celtas… Pero el agua y el aceite no se pueden mezclar. Yo no me atrevería a cantar una jota en alemán, me parece que no tiene sentido. Sin embargo, parece que tienes que hacerlo para ser un verdadero innovador”.